La verdadera y censurada historia del viaje en Goliath al lado de Tamercito.
Hola queridos fans de la lectura de textos raros relacionados con los BROthers del cuartel del norte ourensan ^^.... Líneas más abajo tendréis la oportunidad de disfrutar de una aventura jamás narrada ni contada (entera por lo menos) anteriormente, es ni más ni menos que mi viaje en el camión con el gran líder Tamer.
Para el que no lo sepa yo soy Gorka, nada de orko como dice Kalikosa, y ese día creo que tuve todas las sensaciones del mundo en mi cuerpo menos el orgasmo, pero poco faltó, lástima que lleguemos tan cansados a casa.
La historia se desarrolla el mismo día que Tom Bombadil se aburría
y pensó que haciéndose un corte de diez centímetros en
el gemelo de su pierna derecha con un hierro oxidado estaría bien para
pasar el rato y cambiar un poco.
Ciertamente estuvo curioso... Tom se ganó una cicatriz muy molona y una
medalla, Alberto se entero que en el cuerpo humano adulto hay 4-5 litros de
sangre (en el de Kali hay bastante menos y no es roja), Jose aprendió
las diferencias entre rasguño, corte, tajo... y un tomtajo, Markos que
los hierros oxidados son malos, Nitro descubrió que los pantalones aun
siendo ignífugos no tienen porque ser armaduras, yo descubrí que
los vascos también sangramos aunque Eraiz diga que no... bueno eso no
pinta mucho aquí mmm... y en general todos aprendimos que podemos abrirnos
la cabeza si queremos y está Tamer cerca con sus técnicas de rambo
de curación porque no pasa nada. Claro que a Tom se le olvidó
contarnos su plan y el susto nos lo llevamos.
Volviendo al tema, gracias a esa broma, por pasar el rato y no por un error
(palabras textuales del afectado...), tuvimos que salir con el camión
a toda prisa cargados de angustia hasta un pueblo cercano para que la ambulancia
nos encontrara sin tener que tirar bengalas o hacer señales de humo.
Una vez allí, la ambulancia recogió a Tom y nuestro conductor
se fue con ellos dejándonos a Tamer y a mi en medio de la plaza del pueblo
con un camión lleno de cicatrices metálicas y de mierda (todo
hay que decirlo).
Vimos marchar la ambulancia e incluso la dijimos adiós con la manita.
No pronuncié una palabra, fui al lado de mi amado líder y ante
un silencio atronador opté por romper el silencio y preguntar a mi modo...
- Esto... no es por nada pero tu y yo que coño hacemos ahora?.
Tamer se ve que recapacitó y analizó la situación como
si fuera miembro del csi, el momento peliculero se fue al traste cuando por
fin dijo algo asi:
- Carcajada, ji, ji , ja, ja, jo.... carcajada... pues es verdad macho a ver
que hacemos nosotros ahora... vamos a ver la radio.
Os podéis imaginar mi cara... yo ya estaba pensando en si los vecinos
nos darían de comer gratis o tendríamos que vender nuestros cuerpos
a la mejor moza postora.
Nos montamos en la tanqueta y cerramos las puertas como si tuviéramos
miedo de ser atacados. Empezamos a toquetear la radio y no cogía señal
alguna, bien por la tecnología.
Visto esto solo nos quedaba esperar y tramar nuevos planes. Sentados al lado
del camión en un muro empezamos a delirar a causa del hambre, para que
os hagáis una idea llegamos a replantearnos el tirar una de las bengalas
que aún no sabemos sin funcionan o ir a alguna casa a preguntar si por
casualidad saben el teléfono de los bomberos. Esta última idea
la descartamos por corte... ya que ir dos machotes ibéricos disfrazados
de reten a llamar por teléfono para que vengan desde lejos a buscarte
y conducir el camión de vuelta... queda un poco mal, no creeis?.
Pasada media hora de delirios en aquel pueblo fantasmal, que poco le faltaba
para estar habitado de zombis, rebuscamos en la parte trasera del camión,
en el baúl mágico y sorprendentemente encontramos medio paquete
de galletas príncipe que nos curo algo de apetito.
Yo era feliz comiendo en el muro, moviendo las piernecitas y masticando al son
de mi compañero... pero todo lo bueno se acaba... el paquete se terminó
y bajamos de nuestra nube de felicidad a la triste realidad.
- Y ahora que hacemos?- pregunte con curiosidad, asco, duda y demás sensaciones
raras a la vez.
En ese momento, como si de un relato heroico se tratara el gran Tamer me dijo
fijo en mis ojazos con su mirada de cazador... - Vamos a conducirlo.
Las galletas príncipe dejan trocitos en la boca y garganta hasta que
se cuelan totalmente al estómago, bien... una de esas cositas produjo
en mi un atragantamiento ante tal frase.
Tamer se puso de pie y yo le seguí, preguntándole si sabía
conducir dicho trasto, el me dijo que no y me pregunto a mi si sabía,
je, je, jejejeje como si nos enseñaran de pequeños... Tenía
un mes de carnet de conducir y no precisamente para esos cacharros, ponerme
a conducir ese bicho cuando le tengo ya cangue al peugeot 206 de mi hermano
no molaba nada.
Por suerte Tamer si tenía nociones, al menos más que yo, o por
lo menos iniciativa y me iba a sacar de este pueblo del demonio.
Montamos, ilusionados, cerramos las puertas entre risas, nos pusimos el cinturón,
metimos la llave de contacto, la giramos y.... y nada, toma castaña!
Ni un ruido, ni un triste chasquido... es muy duro contar que estuvimos 10 minutos
pensando como se arrancaba eso hasta que descubrimos (después de conectar
las luces, las sirenas, la refrigeración trasera y más cositas...)
que para arrancarlo hacia falta una combinación que solo Nicolas Cage
en su papel de buscatesoros podría haberlo resuelto antes.
Es un factor que creo que omitimos al contar la historia... como otros tantos.
Pese a los problemas, y tras pensar que éramos mongoles, conseguimos
arrancar la tanqueta y acelerar. Gritábamos de alegría, nos movíamos
a unos 10km por hora pero éramos felices.
Después del gran momento y enfilar por una carretera rural la voz de
mando dictaminó.
- Gorka, busca en los mapas donde estamos.
- OK!! - Contesté ilusionado, aunque se me fue la ilusión al ver
que no había mapas en la guantera... solamente cosas inservibles, exceptuando
las gafas de poli malo de los 80 que tuve que probarme.
Seguimos a paso de tortuga rebuscando algún mapa por los compartimentos
y por fin encontré uno pero por más que buscaba no veíamos
el pueblo donde paramos así que era muy difícil ubicarnos.
Llegamos a un stop y descubrimos que el camión no se calaba cuando un
vehículo normal de este mundo lo habría echo, así que hicimos
un alto con los motores rugiendo y buscamos ambos en el mapa pero tras quince
minutos de dejarnos los ojos leyendo pueblitos desistimos. Probamos la radio
a la vez y seguía sin funcionar. No sabíamos por donde ir pero
nos teníamos el uno al otro, y lo más importante... teníamos
un camión de bomberos; ¿Quién no ha querido nunca algo
así?.
Tamer me dijo, mira macho tenemos combustible a tope así que podemos
recorrernos toda Galicia sin problemas. La idea no me hacía mucha ilusión
pero al menos no nos íbamos a quedar tirados por falta de gasolina...
algo es algo.
Por cálculos orientativos dedujimos que había que ir al norte,
un retén sabe situarse en las coordenadas polares , aunque yo me limite
a fiarme de Tamer que es más facilón.
Después de reanudar la marcha y cogerle el truquillo a los pedales conseguimos
alcanzar una velocidad punta sorprendente de 45km/h aunque la media era de 10
por debajo la cual decidimos por mayoría absoluta de la tripulación
de no sobrepasar por miedo a estropear algo o matar a alguien.
Esa velocidad parece una ridiculez, pensareis que con vuestra bici habréis
ido más rápidos y si no es que sois unas nenazas conduciendo bicis,
pero el caso es que enfrascados en ese... ese trasto con amortiguación
que bota sin haber baches y poltergeist similares parece que vas mucho más
rápido. Además hay que añadir que las carreteras son bastante
pequeñas, sin pintar y con los laterales descuidados a la vegetación
ya que son casi todas carreteras rurales. Todo iba bien hasta que vimos un coche
de frente y calcular el espacio que ocupas con semejante camión no es
muy fácil, me tocó sacar la cabeza por la ventana e ir diciendo
en marcha a Tamer cuanto faltaba para irnos por la cuneta. Esto tuvimos que
repetirlo varias veces pero para eso está el copiloto.
Nos cruzamos un rebaño de ovejas del cual gracias a dios no nos cargamos
ninguna y con varios grupos de personas. Al principio íbamos de buenas,
muy cuidadosos, despacito y tal, pero tras reducir la velocidad una decena de
veces seguidas por cruzarnos cosas en el camino y cagarnos en todo, Tamer se
cansó y dijo algo así:
- Joder, y si ponemos la sirena ?
A lo que yo bastante animado conteste: - Eso, que se aparten que somos bomberos.
Una frase épica donde las haya.
El viaje a partir de aquí fue más entretenido, cada vez que veíamos
obstáculos poníamos la sirena y que se aparten. Mucha gente nos
miraba extrañados y más cuando yo sacaba la cabeza por la ventana
a lo Ace Ventura y gritaba.
Después de bastante rato nos situamos y más o menos empezamos
a coger caminos correctos, después de todo no estábamos muy lejos.
Pensamos en ir a recoger a los cerdacos de nuestra escuadra pero no sabíamos
donde estaban así que fuimos al cuartel a nuestra pedazo de velocidad.
Recuperamos la señal de la radio y al final pudimos contar la experiencia,
creíamos que igual nos degollarían pero solo nos dijeron: "tener
cuidado y si os para la policía pasarlos por radio". Eso nos daba
una especie de licencia para matar, si fuéramos más gamberros
nos habríamos colado con el camión por en medio de los pueblos
grandes... pero somos buenos chicos.
Llegamos al cuartel, contamos lo sucedido y no paso absolutamente nada, supongo
que porque no había más altos cargos que nuestro responsable en
ese momento y porque al fin y al cabo venía Tamer y algo de manita tiene
jeje.
A la hora y media llegaron el resto, transportados en otro camión y fliparon
con la historia.
Me reí demasiado, tanto que por la noche intentando dormir me daban carcajadas.
Otra de tantas anécdotas que recordare de los retenes.
Ala majos, moriros de envidia.
Hola Tamer.
Tamer es la ostia xDDDDDD aunque no hace falta que lo diga jajaja.
Un saludo, Gorka.